Oh, sí, lo recuerdo muy bien. Yo estaba… estaba en el Kindergarten…cuando ocurrió…entonces dije: ¡Oh Dios! ¿Cómo es posible?...Fue cuando llame al 911… ¿¡QUE MAMADAS ESTOY ESCRIBIENDO!?
Haber dejen me reseteo...y les platico un cuento.. Hace muy pocos años, cuando yo era un mozuelo, una criaturita (diría mi abuela) y me llevaban al Jardín de niños como rigen las normas educativas en este País de la fantasía; me fletaba los festivales de primavera, es más, no solo me los fletaba, si no que formaba parte de ellos ¿ Y qué esperaban? Con tanta maestra tan dañada, con frustraciones de bailarinas, actrices de novelas o plantadas en el altar; la infancia de uno se ve acompañada de esos dulces eventos, donde lo ponen a uno a bailar “El ratón vaquero”, vestido de vaquero o disfrazado de ratón o peor aún: de ambos. Casi todos cuando fuimos infantes nos desarmábamos bailando al ritmo de alguna danza autóctona o regional en esos festivales pomposamente llamados “Festival del Día de las madres”, “Graduación de tercer año” o cualquier pendejada que se le ocurriera a la maestra o educadora o Miss (pa´que me entiendan los fresones y no estén con sus caras de pendejos leyendo el post).
Aaahhh! Pero el Festival de primavera es otro pedo, es la oportunidad de la pinche MISS (no IMMS, pa´que no se confundan los nacos), la pinche educadora, esa hija de los reveses que da la vida, ponga a la pinche escuincla mas fastidiosa, la cual cree que es la flor más bella del ejido como: Blanca Nieves y a los pinches escuincles que todo el curso se la pasaron haciéndola enojar como: sus pinches enanitos…
Aquí es donde entro Yo. Se han de imaginar que yo era un pinche escuincle cabrón, de esos que se ponen bien densos y que no los soportan en ningún lado, peor que perro “dañero”, pero no es así, me acuerdo que era medio pendejo, algo retraído y calmadillo. Creo que por eso la MISS, me impuso el vestirme de pinche enanito para el festival, puede que también mi complexión de escuincle caguengue haya ayudado.
Y se dio el gran día, Ahí voy con mi pinche dizfraz rojo de enanito, con mi cinturón negro de hebilla cuadrada tipo “pilgrims” y mi sombrero rojo mamón. Por supuesto no podían faltar unas barbas hechas de algodón. No sé porque razón portaba con tanto orgullo ese disfraz que una comadre le prestó a mi mamá, al bajarme del taxi, salí partiendo plaza, viendo con desdén a las niñas disfrazadas de mariposa o florecita, en sus triciclos adornados con papel de china y limpiapipas. Me sentía el rey de los enanos, es mas, si en Blanca Nieves hubiera existido un enano que se llamara Chingón, ese hubiera sido Yo. Cada paso que daba me hacía sentir más protagónico que Blanca Nieves. Pero todo mi sueño, mi orgullo y lo mamón que me sentía acabó cuando llegó la pinche escuincla fastidiosa que se vistió de Blanca Nieves y me dijo: ¿Apoco te vestiste de Santa Claus?
P.D. Y colorín colorado… Pinche enano se emputó tanto que queria darle una manzana envenenada a la Blanca Nieves. HLMDP
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