Ese día, sentados en la mesa
conversábamos el monstruo que vivía debajo de mi cama y yo, pacté
tregua; yo ya no le temería y el ya no me asustaría. Como respuesta solo vi
cerrar la puerta tras de él, salió a buscar otra cama para vivir debajo de ella
y asustar, esa era su vida y al no tenerme de cliente salió sin despedirse.
Después y sin remordimientos reuní a mis tropas de plástico,
las batallas habían acabado, no mas peleas contra los luchadores, ni mas
cruzadas contra sus fieros enemigos de juguete. Ahora eran veteranos que
pelearon en guerras fantásticas de mi mente.
De igual manera despedí mi colección de autos lujosos en los
que alguna vez derrapé y salté por los aires, donde alguna vez transporté a mis
amigos aventureros y osados. Viajamos por cualquier lugar, en selvas sin
caminos trazados o a través del espacio ya que a veces dejaban de ser vehículos
terrestres para convertirse en naves espaciales.
Y salí a buscar amigos reales, novias y actividades nuevas;
jugar con tierra, patear una lata, aventar piedras, y correr tras otros niños
ya no era para mí. Creo que si ese día hubiera volteado antes de salir. Hubiera
visto a mi niño interno llorando mi despedida abrazado de mi monstruo de cama consolándolo,
mis tropas saludando con la mano en la frente, mis coches encendiendo sus luces
y a mis juguetes despidiéndome. Pero solo salí a buscar mi vida de adulto y no
mire atrás.
P.D.Feliz día del Niño. HLMDP
2 comentarios:
Es que se fue a la Monsters University, el cabrón.
Hey, ¿qué hay de nuevo? ¿Aún andas?
Que estés bien.
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