Cuando un pendejo te arruina el día


Caso 1.
Fermín trabajaba como el Gerente de mantenimiento para los lujosos almacenes “Fifí”,  En aquel entonces Fermín; de origen humilde; se sentía el ser más afortunado de la tierra, ya que recientemente y gracias a los esfuerzos pasados como: Terminar su carrera chingándole como burro para pagarla, mal comer, medio dormir y pasar 10 años trabajando con un sueldo miserable de ayudante y después de “Maistro”; sus esfuerzos fueron reconocidos por los accionistas, quienes lo ascendieron a Gerente.

Un mes después de su ascenso, arreglaba una lámpara en el almacén, trepado en la escalera se percató de que un niño de la mano de una mujer, llevaba las agujetas desamarradas y estaban a punto de subir a las escaleras eléctricas. Fermín, consciente del peligro bajó de inmediato la escalera y corrió a avisar a la mujer, sin embargo al darles alcance el niño tenía atorada la agujeta en la escalera. El incesante andar de los peldaños reducía la agujeta, presionando el pie del pequeño, el cual poco a poco se amorataba hasta el grado de empezar a sangrar.

Entre los gritos y el llanto del niño, la señora histérica suplicaba ayuda, los mirones; como siempre; estorbaban el acto de Fermín que presionaba el botón de emergencia sin obtener respuesta. Todo parecía perdido, hasta que una idea iluminó a Fermín, quien saco una navaja de su herramienta y se la llevó a la mujer, a la vez que le decía – ¡Tome, ya sáquelo de su sufrimiento!

La mujer entrada en shock, al oír las palabras de Fermín, no hizo otra cosa que cortar el cuello del pequeño y luego apuñalarlo hasta la muerte. Atónitos todos, vieron el acto llevado a cabo por la mujer que, efectivamente acabo con el sufrimiento del pequeño tal y como las palabras de Fermín le habían indicado. 

Con la cara salpicada por la sangre del niño Fermín solo atinó a preguntar – ¿Por qué no cortó las agujetas?

-Usted me dijo que mejor lo matara- balbuceo la mujer, soltando la navaja de Fermín.

-Sí, es verdad. – sentenciaba un anciano que vio la macabra escena, señalando a Fermín

Casi al unísono, los murmullos de la gente inculpaban a Fermín como cómplice del asesinato. De inmediato llego la seguridad del almacén, maniatando a Fermín y a la mujer. Casi al mismo tiempo llegaron todos los jefes del almacén, los gerentes y los accionistas. Alguien cubrió el cuerpo del niño que yacía en la escalera, la cual dejo de funcionar justamente cuando Fermín le entregaba la navaja a la mujer, pero nadie se percató. 

Epilogo.
- Fermín fue sentenciado a 50 años de cárcel por asesinato. Llegando al reclusorio lo golpearon, lo violaron y la mutilaron porque alguien corrió el rumor de que había matado un niño salvajemente.

- La mujer que llevaba al niño, solamente lo encontró perdido y lo llevaba con la perifonista del segundo piso para que lo voceara. Alegó locura en la corte y la sentenciaron a 2 años de cárcel, tratamiento psicológico. Tiempo después demandó a los almacenes “Fifí” por daño moral y psicológico, recibiendo una indemnización cuantiosa.

- El forense encontró que el niño murió de un paro respiratorio provocado por la severa asma que padecía y que incluso ya estaba muerto antes de que fuera apuñalado. Sin embargo nunca lo mencionó en el informe.

- Los padres del niño, le pagaron al juez para que condenaran Fermín con la mayor cantidad de años posibles, sin embargo el juez no les recibió dinero alguno, pues resulto que el abuelo del niño y él fueron juntos a la universidad. Por lo tanto le menciono a los padres –“Lo refundiré en la cárcel y tendrá la peor celda que exista”-

P.D. Cuídate de los cabrones y de los pendejos y sobretodo cuídate de no hablar pendejadas en el momento menos adecuado.

1 comentario:

holivia.sanchez dijo...

Que triste relidad verdad, siempre queremos participar en lo que no sabemos ... por eso de hoy en adelante voy a pensar más lo que digo, como lo digo, a quien lo digo y en donde lo digo... digo no...